Inteligencia Emocional: qué viene primero el huevo o la gallina?

Observar nuestras emociones e interpretar la información que traen genera autoconocimiento. Pero a través del autoconocimiento generado por el modelo de desarrollo por preferencias, nuestro TIPO es un claro identificador de nuestros disparadores más comunes. Esto nos ayuda a predecir y gestionar más efectivamente nuestras emociones o lo que es lo mismo, a desarrollar nuestra Inteligencia Emocional.

Si somos sinceros, el trabajo no siempre es divertido. Todos en algún momento hemos sentido que la vida laboral puede ser hostil. Tal vez tienes un jefe que no te aprecia. Un compañero que te roba energía. O un cliente que te trata mal.

No importa si recién comienzas tu carrera o ya eres un alto ejecutivo, apuesto a que en algún momento te has sentido incomprendido y disgustado. Pero si mejoramos nuestra Inteligencia Emocional podemos mejorar el panorama.

La Inteligencia Emocional describe la capacidad de una persona para identificar y gestionar emociones, comenzando por las propias – EQ intrapersonal- y luego identificar las de otros para poder guiarlos acertadamente -EQ interpersonal-.

En la actualidad esto es importante porque nos ocupamos de problemas complejos y a menudo tenemos que trabajar con otros de manera colaborativa para encontrar soluciones. Y muchas veces las emociones brotan a flor de piel…

Desde esa perspectiva, la Inteligencia Emocional es la habilidad clave para lograr mejores resultados tanto a nivel personal como laboral.

El éxito no depende entonces tanto de nuestro coeficiente intelectual o nuestra preparación sino de nuestra capacidad de relacionarnos y ejercer impacto e influencia.

Para ello necesitamos conocernos mejor, saber qué nos dispara, tomar previsiones y aprender a reaccionar de manera más constructiva. La inteligencia emocional y el autoconocimiento van de la mano:

  • Un alto EQ conduce a un mayor autoconocimiento.
  • Un mejor autoconocimiento nos permite identificar nuestras puntos ciegos para estar atentos.
  • También nos permite identificar nuestras fortalezas , utilizarlas al máximo y obtener mayor satisfacción laboral
  • Una mayor satisfacción laboral es clave para ser más feliz y productivo.
  • Al ser más productivos obtenemos más reconocimiento.
  • Al obtener mayor reconocimiento nos sentimos más plenos y felices y eso nuevamente nos motiva a ser mas productivos, etc. ¿Lo ves? Es un ciclo ganador. La Inteligencia Emocional sí importa.

Pero de acuerdo al modelo de desarrollo por preferencias existe otro ciclo inverso y paralelo: el autoconocimiento que obtienes al conocer tu TIPO te ayuda a identificar tus disparadores más comunes. También te brinda claves para que te adelantes a las posibles reacciones automáticas que pudiesen incidir de manera negativa.

Por ejemplo, si tienes una preferencia por la SENSACIÓN un proceso de cambio donde no tienes claramente a disposición data concreta, certera, real , detallada y comprobable sobre el proceso, te generará angustia, desmotivación y hasta enojo, produciéndote el deseo de no participar y hasta boicotear el proceso.

Si por el contrario prefieres la INTUICIÓN y en ese mismo proceso te presentan un reporte lleno de cifras y datos pero no te comparten la estrategia global, la visión sistémica y de futuro del cambio, te sentirás absolutamente aburrido, desmotivado, falto de energía.

Por eso pienso que conocer el propio TIPO es un potente acelerador de la Inteligencia Emocional. Te brinda claras pistas sobre lo que te suele molestar y cómo reaccionas ante esas situaciones. Te ofrece también un manual de personas para interpretar a los otros  para trabajar mejor juntos, mejorar comunicación, motivación, capacidad de influencia , resultados y  !felicidad!

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Gabriela Schauman es Consultor Organizacional, Coach de Equipos y MBTI® Master Practitioner. Su misión a través de THE TYPE FACTOR es ayudar a las personas y organizaciones a incrementar su INTELIGENCIA RELACIONAL al entender y gestionar las diferencias de personalidad para transformarlas en ventaja competitiva.

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